El psicólogo de Harvard que revela qué da más felicidad que cuadruplicar el sueldo
Durante décadas, muchas personas escucharon la misma fórmula para alcanzar la felicidad: “Casate, tené hijos y trabajá duro para vivir bien”. Sin embargo, la ciencia comenzó a cuestionar esa idea. El reconocido psicólogo social Daniel Gilbert, profesor de la Universidad de Harvard y autor del libro Tropezar con la felicidad, analizó con humor y evidencia qué hay de cierto en esa receta que tantas generaciones siguieron.
En una reciente conferencia sobre bienestar, Gilbert recordó los consejos que su madre le dio de joven. “Pensé que su receta era original, pero después descubrí que las madres de todos decían lo mismo”, bromeó. A partir de esa reflexión, presentó sus hallazgos sobre tres pilares fundamentales: el matrimonio, el dinero y los hijos, y cómo cada uno influye realmente en la felicidad.
El matrimonio no garantiza felicidad: la calidad del vínculo sí
Los estudios indican que las personas casadas suelen ser más felices que las solteras, pero Gilbert aclara que no es el matrimonio en sí lo que genera bienestar, sino la calidad de la relación.
“Si tu matrimonio es lo suficientemente bueno como para conservarlo, probablemente te haga feliz. Si no lo es, estarás mejor sin él”, explicó.
En otras palabras, no se trata de cumplir con mandatos sociales, sino de construir vínculos sanos y afectivos. Las relaciones tóxicas o sin conexión emocional, advierte, pueden incluso disminuir la felicidad.
El dinero ayuda, pero solo hasta cierto punto
Durante años se repitió que “el dinero no compra la felicidad”. Gilbert sostiene que esa frase necesita matices: el dinero sí puede mejorar el bienestar cuando cubre necesidades básicas, como alimentación, vivienda o salud.
“Cuando la gente tiene hambre, frío o está enferma, no es feliz. El dinero hace feliz a la gente porque compra casi cualquier forma de miseria humana”, afirmó el psicólogo.
Sin embargo, más allá de un determinado nivel de ingresos, el efecto se detiene. Cita un estudio de los premios Nobel Daniel Kahneman y Angus Deaton, que encontró un dato impactante: pasar tiempo con las personas que amamos genera siete veces más felicidad que cuadruplicar el ingreso anual.
“Cambiar tiempo con quienes amás por dinero que no suma a tu felicidad es un pésimo negocio”, concluyó.
Hijos: fuente de amor… y también de estrés
El tercer componente del “combo de la felicidad” es la paternidad. Según Gilbert, tener hijos puede aportar amor y sentido, pero también supone un gran esfuerzo emocional.
Las investigaciones muestran que, en promedio, la felicidad disminuye durante los años más intensos de crianza, especialmente en madres jóvenes que afrontan la maternidad solas. En cambio, los padres mayores o con pareja estable tienden a experimentar más bienestar.
“Los hijos pueden ser una gran fuente de felicidad, pero también de estrés y trabajo. La clave está en equilibrar ambas cosas”, señaló el experto.
Para Gilbert, no se trata de desalentar la paternidad, sino de mirarla sin idealizaciones y reconocer sus desafíos reales. Solo así, dice, se puede construir una vida más plena, basada en vínculos auténticos y no en recetas heredadas.