Nelson Pinola y Beatriz García, ambos de 80 años, encaran una crisis financiera provocada por el aumento desmesurado en las cuotas de Bristol Medicine. A pesar de sus años de afiliación y las necesidades médicas , la empresa les factura más de un millón de pesos mensuales, una carga insostenible para jubilados que dependen de ingresos mínimos.
El matrimonio, residente en Sarandí, Avellaneda, lucha por afrontar los costos mientras Nelson enfrenta un tratamiento oncológico y Beatriz lidia con problemas neurológicos. La repentina escalada en las cuotas de la prepaga, de 290 mil pesos en diciembre a más de un millón en la última factura, ha sumido a sus nietas y tres hijas en una batalla financiera desesperada para cubrir los gastos.
La familia, consternada por la indiferencia de Bristol Medicine, denunció la falta de respuesta de la empresa a la resolución gubernamental que exigía la reversión de los aumentos. A pesar de múltiples reclamos, la prepaga se niega a ajustarse a las directrices oficiales, desatando la indignación y el desamparo de los afiliados.
La situación de los abuelos Pinola-García ilustra un problema sistémico que afecta a numerosos jubilados y personas con necesidades médicas especiales. El aumento en las cuotas de las prepagas, liberadas de regulaciones estatales, ha dejado a miles de argentinos en una situación económica precaria y sin acceso a la atención médica.