“Me siento orgulloso, feliz, no tengo arrepentimiento de nada”, afirma Ricardo Molina, padre soltero de tres hijas, al ser consultado sobre su experiencia como padre.
Molina, padre soltero de dos hijas, una adolescente y una mayor, y dos nietos, es un ejemplo de dedicación, fortaleza y amor incondicional. A través de su historia, nos compartió las alegrías y desafíos de criar a sus hijas en solitario, desde la separación de su pareja hasta la constante búsqueda por brindarles lo mejor
La vida de Ricardo dio un giro inesperado cuando la madre de sus hijas decidió tomar su propio camino. A pesar de la sorpresa y el dolor inicial, Ricardo asumió con total responsabilidad la crianza de sus pequeñas, quienes en ese momento tenían 3 y 16 años “desde entonces la más chica tenía 3 años y la más grande tenía 16 años»
“Mi hija más grande lo entendió y fue bien porque era más grande ya entendía que era para mejor y la más chica también había que entenderlo por ahí de rato y de momentos”, cuenta Ricardo sobre la reacción de sus hijas ante la separación.
“Una mujer te dice que yo te quiero más para sacude a la violencia”, reflexionó Ricardo sobre la importancia del respeto y la comunicación en la pareja.
“Hay hombres que dicen decime que me querés o te cagó piña o etcétera pero en mi caso fue siempre de respeto y tranquilidad, no digo que no hubo discusiones, sí claro pero las discusiones al menos de mi parte fueron no salirme del contexto e insultar”, aclaró.
El hombre se convirtió en el pilar fundamental de su hogar, combinando su trabajo como encargado de un edificio con la crianza de sus hijas. Su presencia constante y su amor incondicional fueron claves para enfrentar los desafíos de la vida cotidiana.
La comunicación abierta y honesta fue fundamental para que Ricardo y sus hijas pudieran sobrellevar la situación. La hija mayor, al ser más grande, comprendió mejor la decisión de su madre, mientras que la menor, con el apoyo de su padre y el tiempo, también aprendió a aceptarla..
Para Ricardo, el mejor regalo del Día del Padre no es un objeto material, sino la satisfacción de inculcar valores en sus hijas y verlas crecer como personas de bien. La práctica de valores como el respeto, la responsabilidad y el amor son sus principales objetivos como padre.