Con la llegada del buen tiempo y los días más largos, muchas personas no sienten un aumento de energía, sino todo lo contrario: fatiga, somnolencia y dificultad para concentrarse. Este fenómeno, conocido como astenia primaveral, no es una enfermedad, sino la respuesta natural del cuerpo a los cambios de luz, temperatura y horarios.
“El organismo necesita un periodo de adaptación al nuevo ritmo ambiental. Es un proceso de ajuste, no una patología”, explica Santiago Taboada Rivas, médico de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia.
¿Por qué nos sentimos tan cansados?
La clave está en nuestro reloj interno. “La mayor exposición a la luz hace que la glándula pineal reduzca la producción de melatonina, la hormona del sueño. Al mismo tiempo, pueden bajar los niveles de serotonina, vinculada al bienestar”, señala la psicóloga Laura Palomares.
La buena noticia es que este estado es transitorio. Los especialistas coinciden en que el cuerpo suele adaptarse en una o dos semanas. Si los síntomas se prolongan más de un mes, se recomienda consultar con un médico.
5 estrategias para recuperar la energía
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Mantén un horario de sueño regular: Acostarse y levantarse a la misma hora, incluso los fines de semana, ayuda a reajustar el reloj biológico con mayor rapidez.
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Muévete cada día: La actividad física, aunque sea suave como caminar, libera endorfinas, mejora la calidad del sueño y acelera la adaptación.
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Apuesta por una alimentación fresca y colorida: Incluye frutas, verduras de temporada, cereales integrales y proteínas magras. Estos alimentos proporcionan vitaminas y minerales esenciales para mantener los niveles de energía.
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Incorpora grasas saludables: El nutricionista Manuel Álvarez Ramos destaca el aguacate como un gran aliado. “Sus grasas buenas, potasio y magnesio ayudan a combatir la fatiga, y su triptófano favorece un mejor estado de ánimo”.
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Sé constante, no exijente: Escucha a tu cuerpo y mantén rutinas sin forzarte. “Estos síntomas temporales son la antesala de un cambio positivo. La vitalidad se recupera”, concluye Palomares.
Aprovechar los momentos de luz natural para pasear y elegir comidas ligeras son gestos simples que facilitan la transición. La primavera puede alterar nuestro equilibrio interno, pero con paciencia y estos hábitos, el cuerpo se sincronizará con la nueva estación, devolviéndonos la vitalidad.




