El gobierno argentino ha comenzado a desarrollar una serie de medidas para desregular el mercado de alimentos, con el fin de facilitar la importación de productos y reabrir el debate sobre el etiquetado frontal de los alimentos. En las últimas semanas, ha tomado forma un borrador que apunta a generar cambios en las regulaciones que afectan la venta de alimentos en el país.
La primera de estas iniciativas tiene como objetivo incentivar la llegada de nuevos productos al mercado local, lo cual no solo busca mejorar la competencia y referenciar precios más accesibles, sino también ampliar la variedad de opciones disponibles en las góndolas de supermercados. Tras años de escasez de productos importados, el Gobierno pretende que los consumidores encuentren más alternativas, de modo que puedan elegir lo que desean comprar y no lo que está disponible.
Otra medida clave que se está evaluando tiene que ver con los octógonos negros. Desde la implementación de la Ley 27.642 de Etiquetado Frontal en octubre de 2021, los productos con exceso de nutrientes críticos como azúcares, grasas saturadas, sodio o calorías deben portar un sello de advertencia en su empaque. Sin embargo, los reguladores están comenzando a cuestionar si el sistema actual es efectivo o, por el contrario, genera confusión. Según algunos expertos, la ley no distingue entre diferentes grados de exceso en los componentes, lo que podría llevar a la población a percibir como poco saludables productos que en realidad tienen un menor impacto nutricional. Por ello, se plantea la posibilidad de modificar los criterios de etiquetado para hacerlo más claro y útil para los consumidores.