El objetivo es sostener una tasa de inflación por debajo del 4% para asegurar una tasa real positiva, donde los rendimientos bancarios superen la inflación. El Gobierno recientemente incentivó esta meta al suscribir la totalidad de Lecaps con un rendimiento del 4,25% mensual.
Sin embargo, las primeras señales de junio muestran cautela ante la posibilidad de alcanzar esta meta, dado que los ajustes en tarifas de servicios públicos y un repunte en los precios de alimentos podrían presionar al alza. En mayo, los alimentos aumentaron un 4,8%, por encima del promedio general.
Consultoras como LCG y EcoGo indican que los aumentos en servicios regulados como gas, electricidad y combustibles podrían elevar la inflación general del mes por encima de las expectativas iniciales, desafiando así las proyecciones del Gobierno y las exigencias del FMI.
El verdadero test para la sostenibilidad de la desinflación será el comportamiento de la actividad económica y los salarios en los próximos meses, factores que influirán en la anclaje de las expectativas inflacionarias.
Este mes será fundamentall para evaluar si el Gobierno logra mantener la senda de una inflación controlada, fundamental para cumplir con los compromisos internacionales y económicos del país.