El asesinato del alcalde Carlos Manzo Rodríguez, perpetrado por sicarios en un acto público durante las celebraciones del Día de Muertos, desató una ola de violencia en México. Cientos de manifestantes irrumpieron y destrozaron el Palacio de Gobierno del municipio de Uruapan, en Michoacán, en protesta por el crimen y exigiendo justicia contra el narcotráfico.
Los hechos ocurrieron el domingo 2 de noviembre, cuando Manzo Rodríguez, de 45 años, fue baleado en la plaza principal de Uruapan mientras participaba en el Festival de Velas, una tradición local por la Noche de Muertos. El alcalde recibió seis disparos de un sicario, quien fue abatido inmediatamente por su escolta. Dos presuntos cómplices fueron detenidos minutos después. Manzo, quien llevaba a su hijo en brazos en ese momento, murió en el lugar.
El cortejo fúnebre del alcalde, desde la funeraria San José hasta la plaza principal, se convirtió en una manifestación masiva. Tras el funeral en el templo católico de San Francisco de Asís, los manifestantes, enardecidos, exigieron la renuncia de la presidenta Claudia Sheinbaum y acusaron a los narcos del crimen. Consignas como «¡Fuera Claudia! ¡Claudia asesina! ¡Fuera Morena!» resonaron en las calles, según reportes de la agencia EFE.
La protesta escaló rápidamente: la multitud irrumpió en el Palacio de Gobierno, provocando incendios internos y arrojando mobiliario desde el balcón principal. La violencia dejó daños significativos en el edificio, símbolo del poder local.
Grecia Quiroz, esposa del alcalde, habló ante el féretro y llamó al pueblo de Uruapan a unirse contra el crimen organizado. «Hoy le digo al pueblo de Uruapan que no decaigamos, que nos unamos, que nos levantemos como a él le hubiese gustado, que luchemos, que defendamos a nuestros hijos con uñas y dientes, que defendamos ese Uruapan de antes, que defendamos nuestra patria porque él hubiera sido el mejor presidente de México», declaró. También instó a los padres a educar a sus hijos para evitar el narcotráfico, recordando que la madre del sicario abatido también sufre. «Ayer no solo murió él; murieron dos, que al final de cuentas es otra madre que hoy está llorando en su casa. Es otra madre que quizá, si hubiera educado a su hijo, le hubiera dado amor, le hubiera dado cariño, le hubiera guiado por ese buen camino, quizá ese hijo no hubiera atentado contra la vida de mi Carlos».
Carlos Manzo Rodríguez había ganado la alcaldía de Uruapan en las elecciones de 2024 como candidato independiente, tras ser diputado federal por Morena. Durante su mandato, pidió repetidamente apoyo federal para combatir a los carteles que operan en la zona, como el Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG), Los Caballeros Templarios, Los Viagras, Pueblos Unidos y Los Blancos de Troya. El municipio es el segundo en importancia económica de Michoacán, con una población de alrededor de 300.000 habitantes.
El secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch, confirmó que Manzo tenía protección federal y municipal desde 2024, reforzada en 2025. La presidenta Sheinbaum condenó el crimen «con absoluta firmeza» y prometió que no habrá impunidad. El 8 de octubre, Manzo había solicitado que no se retirara la Guardia Nacional de la zona, donde los agentes llevaban pocos días.
Este incidente resalta la crisis de seguridad en México, donde el narcotráfico y la violencia afectan a municipios clave. Autoridades investigan el asesinato como un ajuste de cuentas entre carteles.




