El incendio forestal que comenzó el pasado miércoles continúa activo, afectando gravemente unas 2700 hectáreas de bosque implantado, nativo, matorrales y pastizales. Pese al intenso trabajo de las brigadas en la zona, las condiciones climáticas adversas complican las labores de contención.
El sábado, las altas temperaturas, que alcanzaron los 30 °C, junto con una baja humedad relativa del 20% y vientos sostenidos de 25 km/h con ráfagas, incrementaron el desafío para los equipos desplegados.
Más de una decena de bases de servicio y brigadas trabajan sin descanso utilizando herramientas manuales, autobombas y equipos de agua. Además, cuentan con el apoyo aéreo del Servicio Nacional de Manejo del Fuego (SNMF), que ha dispuesto dos aviones hidrantes, un avión observador y un helicóptero con helibalde.
A pesar de los esfuerzos coordinados, la situación sigue siendo crítica, y las autoridades instan a la población a extremar precauciones en las zonas cercanas. Este incendio resalta nuevamente la necesidad de abordar la prevención y el manejo adecuado de los recursos naturales para evitar tragedias de esta magnitud.