En octubre y noviembre, la inflación marcó 2,7% y 2,4%, respectivamente, y un tercer mes por debajo del 3% abriría la puerta a esta medida. No obstante, diciembre es un mes con alta estacionalidad, lo que podría generar un leve rebote respecto al mínimo registrado en noviembre.
La intención oficial es que una menor devaluación mensual contribuya a acelerar la baja de la inflación, al disminuir el impacto del costo del dólar oficial sobre bienes importados y producción local. Sin embargo, factores como el aumento en el transporte público y la presión sobre los combustibles podrían dificultar romper la barrera del 2% mensual en el corto plazo.
La medida también genera cuestionamientos. Reducir el ritmo de ajuste del dólar podría agravar el atraso cambiario y ampliar la brecha con los dólares financieros, que ya superan el 10%. Esto obligaría al Banco Central a intervenir con mayor intensidad para contener posibles desequilibrios.
El Gobierno apunta a combinar esta decisión con una estrategia coordinada de tasas de interés, aunque una nueva baja inmediata no está garantizada, dado el contexto internacional y las presiones cambiarias.
Hoy se conocerá un dato clave que podría definir no solo el rumbo de la política cambiaria, sino también el alcance de las medidas para continuar desacelerando la inflación en el inicio de 2025.
Fuente: Infobae