Más de 2.000 líderes sociales, comunicadores y actores políticos nacionales e internacionales se dieron cita este jueves en el Centro La Carlota, Caracas, para participar en el Gran Festival Antifascista Mundial y, desde ese frente, apoyar la asunción del Presidente Nicolás Maduro Moros.
Delegaciones de más de 100 países viajarán a Caracas este viernes para acompañar la ceremonia, lo que confirma que la institucionalidad de Venezuela es reconocida y respetada por los pueblos del mundo, a pesar de los intentos de desestabilización de la derecha y sus constantes llamados a aislar al país del resto del mundo.
Este apoyo popular e internacional no es fortuito. Mientras se desencadenaba una fuerte campaña mediática de odio hacia todo lo que huela a chavismo, Venezuela se ha centrado en solidificar las bases del país, construyó cinco millones de viviendas y realizó referendos populares para el autoabastecimiento y la autogestión de los consejos comunales y comunas, para fortalecer la democracia popular.
Pese a la guerra económica y a las continuas sanciones internacionales de Estados Unidos y la Unión Europea, Venezuela se sitúa entre los tres países de América Latina con mejores resultados económicos. Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), la economía de Venezuela creció más de un 6% en 2024, superando a varias de las principales economías regionales.
Los ojos del mundo están sobre Venezuela porque hay mucho en juego: la construcción en curso de un modelo social de democracia participativa de influencia en América Latina, el centro de luchas de la izquierda del sur global contra el fascismo, el genocidio, y en favor de la multipolaridad como alternativa política, la apuesta por el socialismo del siglo XXI, de un futuro posible de prosperidad, estabilidad y dignidad.
El “Nunca Más” venezolano
Las calles de Venezuela amanecen con total normalidad y paz en la víspera de la juramentación del presidente Nicolás Maduro este 10 de enero, que marcará una nueva era de diálogo, consenso político y desarrollo social y económico en el país. La ciudadanía ha asumido este jueves como un día laboral y, desde temprano en la mañana, los mercados abrieron a los consumidores, los niños fueron a las escuelas, el país mantiene su rutina habitual.
Tras semanas de un silencio relativo, en días recientes la ultraderecha ha estado activa, promoviendo marchas para este jueves en protesta contra la asunción del líder bolivariano, y en apoyo a la repentina auto-proclamación del excandidato Edmundo González como “presidente”, un Guaido 2.0. El llamado de la extrema derecha, al cierre de esta nota, no había tenido un alto poder de convocatoria.
La instigación a la violencia promovida por la líder opositora María Corina Machado, y por los medios de comunicación que hegemonizan la conversación sobre Venezuela fuera del país, alientan el arribo de Urrutia ilegalmente y por la fuerza este 10 de enero, o su “asunción” en una embajada venezolana en el exterior en vez de hacerlo ante la Asamblea Legislativa como marca la Constitución Nacional.
Este llamado contrasta con el amplio apoyo popular al gobierno. Este jueves, miles de campesinos, acuicultores, pescadores, obreros, mujeres y jóvenes han tomado las calles en una marcha “por la paz y la alegría”, que arrancó desde la barriada de Petare.
La imagen de Venezuela a estas horas es la de un pueblo que no quiere revivir el dolor de la violencia que siguió a las elecciones del 28 de julio del 2024, ni la de las guarimbas del 2014 y 2017, que recuerdan a días de violencia, desabastecimiento y terror. Lo que ocultan los medios hegemónicos es que la gente respalda mayoritariamente a Maduro y a un proyecto bolivariano que promueve la conciliación política, en lugar de la confrontación; la unidad nacional, la atención a los pobres y desvalidos, la paz y la soberanía frente al fascismo.