Un extenso testimonio que abarcó media jornada de debate se centró en el primer relevamiento realizado al lugar de los hechos, en noviembre del año 2021.
Se realiza este martes 29 de octubre de 2024 la segunda jornada en el debate oral y público en el que está imputado el propietario de un campo ubicado en proximidades de la reserva Punta Tombo, a quien se acusa de daño ambiental y maltrato animal.
El tribunal del juicio, integrado por la Dra. María Laura Martini, el Dr. Carlos Richeri y la Dra. Eve Ponce, escuchó durante toda la mañana y hasta pasado el mediodía de hoy el testimonio del biólogo Pablo García Borboroglu, investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), especialista en aves marinas y principalmente en pingüinos, quien intervino en la elaboración del informe preliminar que dio lugar a la denuncia penal en el año 2021.
El testimonio del Dr. García Borboroglu se dio en el marco de la causa identificada como Carpeta Judicial N° 7629 caratulada «Ministerio Público Fiscal s/investigación maltrato animal – Punta Tombo», en la cual está imputado Ricardo Adolfo La Regina, a quien se acusa de haber dañado el ambiente mediante la traza de dos caminos y una zona de desmonte de una zona con alta densidad de nidos de pingüinos de Magallanes, dentro de la Estancia “La Perla” y en una zona identificada como Punta Clara. Este lugar se encuentra en el mismo campo donde se encuentra la reserva natural Punta Tombo y es parte de la zona de amortiguación del área natural protegida.
La acusación está a cargo de la Fiscal General Florencia Gómez, mientras que el Dr. Martín Castro actúa en el juicio en representación de la Fiscalía de Estado; en tanto que el Dr. Eduardo Hualpa representará a los querellantes particulares en la causa: la Asociación de Abogados Argentina, Greenpeace y la Fundación Patagonia Natural. La defensa particular del imputado en la causa es ejercida por el abogado particular Federico Ruffa.
Planteos rechazados
En la parte inicial de la audiencia, Ruffa dos planteos respecto a la validez del aporte testimonial de García Borboroglu en el caso. En primera instancia cuestionó la validez de las imágenes exhibidas y de la explicación del investigador, al sostener que las mismas se realizaron dentro del establecimiento que administra su asistido y sin orden judicial, violando su intimidad.
El segundo planteo del abogado fue respecto a que el experto se encontraba informando al tribunal sobre aspectos periciales de la causa, cuando en realidad había sido ofrecido como testigo por la fiscalía y solo debía hablar de aquello que había visto en el lugar. Los jueces que integran el tribunal rechazaron ambos requerimientos y permitieron la continuidad del testimonio de García Borboroglu, en tanto que Ruffa hizo reserva de futuras impugnaciones respecto a las decisiones del tribunal.
Destrucción del hábitat
En su extensa declaración, el investigador Pablo García Borboroglu informó a los magistrados que intervienen en el caso sobre su trabajo de investigación respecto a los pingüinos en las colonias ubicadas en Chubut, instruyó a los presentes sobre los alcances de la figura de Reserva de Biósfera y contó de que manera tomó conocimiento de los hechos ocurridos en la zona de Punta Tombo y Punta Clara en noviembre del año 2021, como así también cuál fue su primera intervención en el lugar de los hechos.
El especialista centró su testimonio en la visita realizada al lugar el día 26 de noviembre de aquel año y explicó las características del daño ambiental observado y documentado mediante fotografías tomadas ese mismo día. Borboroglu habló de la “destrucción del hábitat” en la zona de Punta Clara, producto del desmonte, apertura de caminos, consolidación de esa misma vía y al mismo tiempo el impacto directo sobre nidos, algunos de ellos ocupados por pichones y adultos.
En concreto dijo haber encontrado en esa fecha dos pichones muertos a raíz de la intervención en un camino que llegaba hasta la costa de maquinaria pesada -alrededor de 8 toneladas- como así también la destrucción de una superficie en la cual, como mínimo de acuerdo a los cálculos realizados, había 170 nidos. Aseguró que el impacto de la traza de dos caminos, como así también el desmonte de una superficie, afectó no solo a la colonia de pingüinos sino también a otras especies terrestres y de aves que habitan en el lugar, alterando un espacio que era considerado prístino y sin intervención humana previa.
De acuerdo al testimonio del especialista, los trabajos en el lugar se habían realizado hasta horas antes del aquella primera visita, y no en una fecha en la cual no había pingüinos en esa zona del litoral marítimo chubutense. Basó su afirmación en el hecho de que los ejemplares que vio muertos en el lugar no presentaban signos de descomposición.
También confirmó que, al momento de realizar aquella primera intervención, había todavía colocado un alambre “boyero” -con electricidad- y que esta situación “interrumpía el flujo natural” de los pingüinos y otros animales dentro de la colonia.
Tras un cuarto intermedio, se espera pasadas las 15 horas de hoy continuar con la ronda de declaraciones testimoniales.