La temporada solía seguir un patrón establecido: una alta afluencia de turistas durante fin de año, seguida de una disminución después del 1° de enero, para luego recibir turistas en la primera quincena de enero. Sin embargo, el año 2024 ha alterado este esquema, generando preocupación y decisiones drásticas entre los proveedores de servicios turísticos.
Ante la incertidumbre de febrero, algunos han decidido cerrar a finales de enero para evitar los costos de mantener locales abiertos sin clientes.
La situación se vuelve aún más complicada para los negocios ubicados en la zona peatonal, con alquileres comerciales elevados y ventas insuficientes. Esta realidad podría tener un impacto significativo en la imagen turística del balneario si resulta en una sucesión de locales cerrados en el centro.
«Se esperaba, pero la situación es muy delicada», compartió Carlos Rivas, de la asociación de extrahoteleros, señalando el contraste entre el 60% de camas ocupadas en departamentos y complejos para fin de año y la ocupación total que solía registrarse en temporadas anteriores.
Las estrategias para atraer turistas han sido desafiantes. Se intentó la reducción de precios, pero muchos proveedores de servicios han descubierto que ajustar demasiado los precios compromete las ganancias al enfrentarse a costos de mantenimiento elevados.
La incertidumbre ha llevado a un intento por ajustar los servicios ofrecidos: alquilar sin ropa de cama, toallas o incluso sin aire acondicionado para reducir los costos. Algunos propietarios han optado por esta táctica, conscientes de los desafíos económicos que representa la temporada.
En medio de esta situación, la esperanza reside en la posibilidad de un repunte con el turismo de Chile y el largo fin de semana de Carnaval. Sin embargo, la incertidumbre persiste, y muchos proveedores de servicios se enfrentan a decisiones difíciles para sobrevivir en una temporada atípica y desafiante en Las Grutas.
Con información del Diario El Chubut