Lo inexplicable: Hasta que no salga el decreto, en Chubut sigue todo igual

Nadie explica la demora

(Saúl Gherscovici) Lo único claro, en estos momentos, aunque cueste creerlo,  es que hasta que no salga el decreto del gobierno provincial, en Chubut las restricciones y medidas dispuestas para intentar contener la ola de coronavirus son las vigentes hasta el miércoles 26.

El presidente Alberto Fernández fue claro cuando el jueves adelantó las medidas que el Estado nacional decidió tomar, entre el 22 y el 30 de mayo, para bajar el nivel de contagios y el número de muertes, que se incrementó de manera dramática en las últimas semanas.

Previo a ello, el mandatario nacional tuvo reuniones con los gobernadores. Con los de la zona norte del país el miércoles,  y con los restantes el jueves, horas antes de que finalmente decidiera utilizar la cadena nacional para anunciar las medidas que habían sido consensuadas con los responsables de los 24 distritos del país. Entre ellos, Mariano Arcioni, claro está.

El mismo jueves por la tarde-noche, se dejaron trascender las declaraciones del gobernador en las cuales adelantaba lo obvio: que iba a adherir a lo dispuesto por el gobierno nacional, no solo por sentido común y en respaldo a las determinaciones que se tomaban por el estado sanitario del país en general, sino por compartirlas luego del mencionado análisis conjunto de lo sugerido y hasta reclamado por los especialistas.

El viernes fue un día de incertidumbre total pero, pese a ello, en conferencia de prensa los ministros de Gobierno y de Salud, José Grazzini y Fabián Puratich, ratificaron que la provincia adherirá al DNU que, por otro lado, seguía sin aparecer de manera formal, es decir publicado en el Boletín Oficial.

La falta de publicación en el Boletín Oficial puede ser tomada como una excusa para no avanzar en un decreto formal de respaldo, pero no para informar claramente qué medidas se van a tomar, desde cuándo, si para toda la provincia o solo para los Departamentos (Escalante y Futaleufú) que están en las situaciones críticas informadas y demostradas en el mapa que sustentó sus palabras durante el anuncio.

Sin embargo otras provincias si tomaron las determinaciones nacionales al pie de la letra, comunicaron y hasta emitieron los decretos de respaldo para  cumplir con lo consensuado para intentar frenar la escalada del virus, y  darle certidumbre a la gente, que está bombardeada «informativamente» y también a esta altura afectada por el stress que significa vivir en una pandemia para -encima de ello- agregarle más tensión.

En el medio, ante la falta de definiciones, quedaron todos los ciudadanos de Chubut, sin saber si ya estaba en firme el DNU anunciado por el presidente, y respaldado en la reunión previa y en las declaraciones posteriores, pero nunca en la práctica, como corresponde y como viene reclamando Alberto Fernández a todos los gobernadores.

Empresas, comerciantes, trabajadores que no sabían ayer, y hoy siguen con dudas, si pueden salir a trabajar sin ser esenciales, cómo reorganizar los turnos, o si pueden hacer cosas cotidianas como ir a caminar, correr, jugar el fútbol o reunirse con los pocos amigos o familiares con los que se podía (al final se puede) hasta antes del anuncio del presidente.

A todo eso agreguemos las «fake news», los flyers simulados de una credibilidad y representación que no tienen que circularon y que ya hablaban de cierres totales, de contagios indiscriminados, de circulación de cepas, de horarios establecidos para distintas actividades, etc. Esto no solo pasa en Chubut o en Comodoro, es un fenómeno mundial que, pese a que luego nunca o casi nunca se confirman esos adelantos, la gente lo sigue compartiendo como verdad revelada y sagrada.

Se trata de «comunicaciones» virales que son casi tan daniñas como el virus que nos está ocupando y matando, y sino es así realmente ayudan a que el mismo, junto con el temor, la incertidumbre y la sin razón, siga avanzando. Y que además crecen ante la falta de información oficial, en tiempo y forma.

Demasiada incertidumbre, demasiada falta de reflejos y de definiciones a tiempo para los tiempos que estamos corriendo, que no son otros que los de la pandemia que, ya está demostrado desgraciadamente a diario, va mucho más rápido que algunas definiciones o adhesiones a lo ya resuelto, conversado y consensuado.

 

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