«Se han quemado 38.987 hectáreas de bosques, plantaciones y viviendas», afirmó el referente de la organización.
Dos parques nacionales están bajo el acecho de focos activos.
El Parque Nacional Lanín, en el distrito de Neuquén, es el más perjudicado por el avance de las llamas, con 15.200 hectáreas perdidas.
El Parque Nacional Nahuel Huapi, en la jurisdicción de Río Negro , también se encuentra afectado con 11.024 hectáreas quemadas desde el inicio de los incendios, el 25 de diciembre.
Un total de 3.692 hectáreas se han quemado en la localidad rionegrina de El Bolsón, donde hace casi dos semanas falleció un hombre de 84 años, Ángel Reyes, que se negó a abandonar su casa, situada en la zona de El Mallín Ahogado, pese a las solicitudes de evacuación.
En la provincia de Chubut (sur), el fuego ha quemado hasta el momento 4.917 hectáreas en la localidad de Atilio Viglione, donde las llamas siguen activas.
En tanto, fueron contenidos los focos que asediaban las localidades chubutenses de Epuyén y El Pedregoso, donde se quemaron 3.530 hectáreas y 84 hectáreas respectivamente.
«Los bosques andino patagónicos de Argentina están sufriendo los peores incendios forestales de las últimas tres décadas», alertó el coordinador de Greenpeace.
El área quemada en la Patagonia argentina equivale a dos veces la superficie de la ciudad de Buenos Aires.
Los incendios, que salvo el de Nahuel Huapí fueron provocados por el ser humano, han generado un «ecocidio», pues «la superficie arrasada por el fuego es enorme y tardará cerca de 200 años en recuperarse», planteó Giardini.
FALTA DE RESPUESTA NACIONAL
El Gobierno que preside Javier Milei informó esta semana que los recursos que ofreció para la Patagonia son nueve aviones, 10 helicópteros, cuatro autobombas forestales, cinco camionetas y cuatro camiones dormitorios.
En las tareas de emergencia trabajan 61 brigadistas del Servicio Nacional de Manejo del Fuego (SNMF) y otros 15 agentes de la Policía Federal, además de la dotación facilitada por otras provincias, refirió el jefe de gabinete, Guillermo Francos.
«Se precisa mucha más prevención, brigadistas e infraestructura, tanto a nivel nacional como en las provincias, para dar respuesta rápida a los múltiples focos que luego se vuelven incontrolables», cuestionó el dirigente de Greenpeace.
Los incendios no se extinguirán por completo hasta la época de lluvias, a finales de marzo, más en un contexto en donde prevalece el fenómeno de La Niña, que provoca el enfriamiento de las aguas superficiales del Océano Pacífico y genera escasez de precipitaciones en Argentina.
La provincia de Corrientes (noreste), en simultáneo, también se ha visto afectada por una serie de incendios que han quemado unas 100.000 hectáreas, en buena parte pastizales.
Para Greenpeace, uno de los asuntos clave que deben enfrentar las autoridades es la penalización de la destrucción de bosques, sea por incendio o desmonte ilegal.
La actual gestión eliminó en octubre un fondo de protección ambiental que financiaba la Ley de Bosques.
A juicio de Greenpeace, esta normativa, sancionada en 2007, establece penalizaciones irrisorias que las empresas asumen como parte del costo por deforestar.
Argentina se ha convertido así en uno de los 15 países con mayores niveles de deforestación en todo el mundo.
La nación sudamericana registró en 2024 un aumento del 10 por ciento de los desmontes, con la destrucción de 150.000 hectáreas de bosques nativos. (Sputnik)