Rodrigo Suárez, investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) en el Instituto de Investigación en Paleobiología y Geología (IIPG, CONICET-UNRN), dio un paso significativo en su carrera científica al obtener una beca del Servicio Alemán de Intercambio Académico (DAAD). Esta prestigiosa institución, reconocida por fomentar la colaboración académica internacional, le permitió realizar una estadía de investigación en la Universidad de Göttingen, Alemania, durante cuatro meses.
Especializado en el estudio de la formación de montañas antiguas, Suárez explicó: “Mi investigación se centra en los procesos que generan cordilleras. En las profundidades de estas montañas, se forman minerales microscópicos, como las arcillas, que guardan información valiosa sobre la temperatura y la antigüedad de las rocas. Durante mi estadía, empleé técnicas avanzadas como la Difracción de Rayos X y el análisis isotópico de Potasio-Argón (K-Ar) para revelar estos datos”.
La obtención de la beca DAAD requirió un riguroso proceso de postulación, que incluyó la presentación de títulos académicos, currículum vitae, un plan de trabajo detallado y una carta de invitación de un científico anfitrión en Alemania. En este caso, el doctor Klaus Wemmer, de la Universidad de Göttingen, aceptó recibirlo en su laboratorio gracias a la recomendación de un colega argentino.
El trabajo de Suárez, desarrollado como parte de su beca posdoctoral en el CONICET, aborda el estudio de las rocas más antiguas de los Andes Patagónicos Australes, que conforman la base de la cuenca de hidrocarburos Austral-Magallanes. “Estas rocas documentan la formación de montañas que existieron mucho antes de la Cordillera de los Andes. Una de las preguntas clave de nuestra investigación es: ¿cuándo se formaron estas montañas antiguas? Responderla era difícil con metodologías clásicas y requería técnicas de laboratorio avanzadas que, sin apoyo externo, resultaban inviables por las limitaciones presupuestarias”, explicó Suárez.
Gracias al financiamiento del DAAD, el científico pudo acceder a estas herramientas de vanguardia, recibir capacitación en su aplicación y establecer colaboraciones con especialistas internacionales. “Esta experiencia no solo impulsó nuestra investigación sobre la evolución geológica del territorio, sino que también fortaleció los lazos con la comunidad científica global, abriendo nuevas oportunidades para futuros estudios”, concluyó.