Adriana Mansilla es una mujer resiliente y luchadora. Cuando se quedó sin trabajo, no se rindió. Apostó a la formación y aprendió un oficio: la elaboración de conservas. Hoy, gracias a su esfuerzo y dedicación, tiene una pequeña fábrica que le da sustento a toda su familia.
Un camino de superación
Adriana vivía en una situación económica difícil en Tucuman. Un día, se enteró de un curso gratuito de elaboración de conservas que se dictaba en su municipio. Sin dudarlo, se inscribió. El curso le brindó las herramientas y los conocimientos necesarios para iniciar su propio emprendimiento.
El nacimiento de «Dulces momentos»
Con mucho esfuerzo y sacrificio, Adriana comenzó a producir sus propias conservas. Utilizando recetas tradicionales y productos frescos de la región, elaboraba dulces, mermeladas, pickles y chutneys.
De la cocina a la fábrica
Su producción artesanal fue creciendo y ganando reconocimiento. Poco a poco, Adriana fue ampliando su mercado y sus productos comenzaron a venderse en comercios locales y regionales.
Un futuro prometedor
Hoy, «Dulces momentos» es una pequeña fábrica que da trabajo a varias personas. Adriana no solo ha logrado salir adelante con su familia, sino que también ha contribuido al desarrollo de su comunidad.